¿Por qué es importante el diseño gráfico para las empresas?
A día de hoy son muchas las empresas que siguen considerando el diseño gráfico como algo superfluo. Es frecuente oír que la comunicación no es más que un gasto, sin embargo, se trata de todo lo contrario, una inversión que a largo plazo reportará beneficios y contribuirá a la consecución de sus objetivos. En consecuencia, una de las labores del profesional de la comunicación es la de concienciar a las empresas de la necesidad de proyectar una imagen sólida de lo que son, pues cuando se consigue resulta muy satisfactorio comprobar los resultados obtenidos y cómo estos intervienen en el entorno.
¿También en la era digital?
Cada vez la posibilidad de llegar a nuestro público objetivo y de proyectar nuestra imagen es más accesible gracias a las nuevas tecnologías, especialmente para las que disponen de pequeños presupuestos. Estas facilidades nos permiten tener presencia en Internet, tanto en páginas web como en redes sociales, pero ¿de qué nos sirve llegar a nuestro público si no le mostramos quiénes somos – o lo qué es más importante aún- quiénes queremos ser. No se trata de estar por estar ni de mitificar a la tecnología sino utilizarla de forma que logremos transmitir los valores de nuestra marca y nuestra filosofía de empresa. Es aquí donde el diseño gráfico juega un papel esencial.
La identidad corporativa de una empresa, su logotipo, sus colores, sus formas… conforman la primera impresión que nuestro público se lleva de nuestra empresa. Es su carta de presentación y como todos hemos oído alguna vez, la primera impresión es la que vale, o al menos es muy importante. Por eso, es vital que desde su inicio la empresa cuente con una línea gráfica definida que refleje profesionalismo y solidez.
¿Solo una primera impresión?
Claro que no! no solo se trata de diseñar una imagen atractiva para nuestra empresa, el diseño gráfico debe ser la manifestación visual de la estrategia de marketing previamente trazada. Es decir, el diseño gráfico es el que expresará si nuestra marca es sofisticada, seria, lujosa, desenfadada, low cost… y siempre debe estar encaminado a conseguir los objetivos empresariales y de comunicación.
Además, en el mundo globalizado en el que vivimos hoy día el diseño gráfico nos otorga un sello personal diferenciando a dos empresas, productos o servicios que a priori puedan parecer similares. Valga la redundancia, la marca, marca la diferencia, así como la comunicación que la respalda. Detrás de un diseño se pueden esconder tanto valores racionales como emocionales, puede sugerir experiencias, situaciones idílicas, apelar a nuestros deseos… Incluso puede funcionar como ventaja competitiva, todos conocemos el éxito y la exclusividad de Apple y cómo se fundamentan en un escrupuloso cuidado del diseño.
En definitiva, lo que queremos decir es que el diseño gráfico no se trata de un lujo sino de un elemento fundamental a la hora de que nuestro público nos perciba tal y como queremos independientemente de cuál sea el tamaño de nuestra empresa. Los grandes no siempre fueron grandes, y qué mejor forma de crecer que poniéndose en manos de profesionales que gestionen esta herramienta tan poderosa a nuestro alcance como es el diseño gráfico.